26 Ene Viaje familiar a Paris. Parte III
Viaje familiar a Paris. Parte III
En París se respira ritmo por todas partes y esta imagen es un claro ejemplo. Ha llegado nuestro último día completo en París así que teníamos que aprovecharlo.
Decidimos movernos en taxi para evitar esfuerzos innecesarios y a la salida de casa fuimos a una parada de taxis. Qué mala suerte, topamos con el taxista más antipático que nunca me he encontrado. Debe ser que no quería llevar a los niños, supongo que por miedo a que le manchen el coche o algo así y fue vociferando todo el camino a 100 por hora por la ciudad… De verdad que no entendimos nada, con lo fácil que hubiera sido decir que no nos llevaba… Fueron cinco minutos hasta el Louvre pero también fue sin duda mi peor rato del viaje, ¡qué tío más violento y más grosero!
Compramos entradas del Louvre online y las recogimos a la entrada del museo sin esperar cola, parece algo un poco clandestino pero fue muy útil porque aunque era un poco más caro de lo normal, evitamos esperar la infinita cola de entrada.
Ir con niños tan pequeños al Louvre es un poco de locos, tuvimos dudas pero Javi me animó porque sabía que para mí era importante, quería que pisaran sus suelos, respiraran su olor y sintieran en su cuerpo un poco de este lugar, por eso nos inventamos la historia de Uberjackal y las momias, un invizimal que le encanta a Mateo que es similar a las representaciones de Anubis.
En el Louvre hay que centrarse porque es inmenso, así que trazamos una ruta para enseñarles La Victoria de Samotracia, la Mona Lisa, un poco de pintura renacentista y de escultura italiana para después pasar rápidamente por Mesopotamia y terminar en Arte Egipcio que es lo que a ellos más les llamaba la atención, la momia, los sarcófagos, los jeroglíficos, fue increíble verles como disfrutaron de la visita, estuvimos 4 horas… Mateo dice que este es sin duda lo que más le ha gustado del viaje.
A la salida cogimos otro taxi directo al Sacre Coeur, qué ambientazo había en la escalera, qué sol, qué vistas y qué lugar tan especial.
Bajamos caminando por Monmartre y comimos por el camino, disfrutamos de sus calles, sus edificios y aunque había muchísima gente, el paseo fue genial. Nos encantó sobre todo una tienda de dulces y galletas con un packaging y una estética súper cuidada, una delicia para la vista y en todos los sentidos.
El broche final de este viaje fue un tour en un Autobús turístico nocturno, el Foxitour.
Ver París y sus monumentos de noche nos gustó un montón, vimos entre otras cosas Les Invalides, como se iluminaba la Torre Eiffel y el Moulin Rouge. Nos explicaron un montón de cosas interesantes y me parece muy recomendable para hacerlo con niños, es otra forma de verlo muy chula.
La experiencia ha sido muy positiva, hemos pasado tiempo de calidad juntos, todos relajados y felices y nos hemos sentido todos más unidos. Tenía miedo de que protestaran todo el tiempo, estuvieran cansados o no quisieran ir a ningún sitio pero todo lo contrario, han tenido una actitud increíble, me siento orgullosa de ellos, sin duda repetiremos.
Te perdiste las anteriores partes de este viaje:
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